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martes, 23 de febrero de 2016

La frase del martes - 145


Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar.


-Ernest Hemingway

viernes, 19 de febrero de 2016

Nadie sabía Áurea L. Lamela

No suelo leer novela negra, no sabría decir bien porqué, pero cuando lo hago lo disfruto mucho. Este libro lo tengo desde hace unos años esperando en la estantería y por fin le ha tocado el turno.

Una pareja encuentra el cadáver de un hombre enredado en unas ramas en el río Miño. Zalo Alonso, el nuevo inspector de policía, es el encargado de la investigación, y Carmela Archer, la nueva forense, se encargará de la identificación y de determinar las causas de la muerte. Sin embargo, viendo que la doctora tiene experiencia en la resolución de crímenes, Zalo le pide que colabore con ellos en la búsqueda del asesino.

No tardan en averiguar que el hombre era un enfermo que estaba ingresado en un centro psiquiátrico, pero no lo tendrán tan fácil para dar con el asesino. Muchas personas parecían tener razones para matarle tanto dentro como fuera del centro, pero nadie dice nada. Nadie sabía lo que pasaba allí. Zalo, su equipo, y Carmela van tirando del hilo, pero cuanto más tiran más se complica la cosa alrededor del muerto: tráfico de drogas, prostitución, corrupción en los cuerpos del orden. Todo esto sirve para rellenar  informes pero no para acercarse al asesino.

Por otro lado también tenemos conocimiento de una mujer que se despide de su familia a través de una carta diez años antes de que aparezca el cuerpo en el río. No aparece demasiado en la historia pero algo nos dice que puede estar relacionada de alguna manera con todo lo que pasa en el centro psiquiátrico. ¿Quién es esta mujer? Y, ¿por qué se marchó?

Me ha gustado como Áurea ha llevado la investigación aunque al final me pareció que había demasiados personajes involucrados en la historia y me hice un poco de lío. Aún así el final me ha gustado y he disfrutado mucho con toda la lectura. Los personajes principales me han gustado, sobre todo la forense, de la que me habría gustado que se contaran más cosas.

En resumen, la novela me ha gustado mucho. Siempre están pasando cosas y apareciendo nuevas pistas sobre el caso. Cuando te pones a leer es difícil decidir parar después, lo cual es un problema para las personas que leemos en la cama antes de dormir...

Él tenía los ojos clavados. Miraba con perplejidad. Ella gritó. Les pareció percibir unas formaciones óseas en el fondo de la bolsa que había formado aquella tela, tal vez las trizas de una camisa.

Después de este libro Áurea ha escrito otro libro con los mismos protagonistas que se llama Buena gente que seguro que caerá en algún momento.

Por último quiero dar las gracias a la autora por enviarme el libro. Lo he disfrutado mucho.

martes, 16 de febrero de 2016

La frase del martes - 144


La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.


-Groucho Marx

martes, 9 de febrero de 2016

La frase del martes - 143



El amor es unirse a pesar de todos los pronósticos.


-Thomas Mann

miércoles, 3 de febrero de 2016

La lengua de los secretos Martín Abrisketa

Llevo mucho tiempo pendiente de hacer la reseña de este libro pero no he sido capaz de empezarla de ninguna manera, así que voy a hacer un último intento a ver qué sale.

Desde pequeña he oído a mi abuela contar historias de la guerra civil. De su guerra civil. Casi siempre contaba las mismas historias pero de vez en cuando me sorprendía con una  nueva. Yo la miraba, encandilada, mientras ella narraba su pequeño trozo de historia, normalmente, entre risas y lágrimas. A mi padre y a mi tía no le gustaba que hablase de esa época porque se ponía triste y acababa llorando y por eso, por no ponerla triste, yo no preguntaba nunca. Sin embargo en sus últimos meses de vida pasé bastantes horas a solas con ella y tuvimos la posibilidad de hablar de muchas cosas; me di cuenta de que a pesar de las lágrimas derramadas, no todo era tristeza. Me contaba, una y otra vez, que un día su gato saltó a la jaula del pájaro desde el mueble de la cocina y que ella había pensando que había habido un terremoto durante la noche porque la jaula estaba torcida por la mañana. Otras veces le daba por recordar su exilio en Francia, donde encontró su hogar durante varios meses. Pensar en lo bien que la trataron allí, siempre siempre, la hacía llorar. Su emoción era contagiosa, os lo juro, y me hacía agradecer a nuestros vecinos de arriba por todo lo que hicieron por ella, por cuidarla como la cuidaron y por hacerla olvidar, en la medida de lo posible, que su país estaba viviendo una barbarie como la que estaba viviendo.

Su hermano Ángel murió en guerra, como ella decía, y del resto se separó durante un tiempo. Viajó al norte de España desde donde pudo coger un barco que la llevó a Francia. Imposible determinar la fecha y los lugares exactos en los que estuvo. Las fechas más o menos podemos sospecharlas. En cuanto al lugar es de lo poco concreto que le pregunté pero no saqué nada en claro: "Abuela, ¿dónde estuviste?" Pero ella me respondió que se había olvidado del nombre. Sabía que era en Francia, en un pueblo, pero no recordaba más.

Durante muchos años me rondó la idea de recopilar todas las historias que pudiera de mi abuela con el firme propósito de ponerlas después por escrito, pero no lo hice y a día de hoy ya no es posible hacerlo. Sé que lo que mi abuela vivió no fue exclusivo, que mucha más gente sufrió en la guerra, pero para mí su historia es especial. Igual que la de mi otra abuela, a la que la guerra, como a todo el que la vivió, le cambió la vida. Con ella no he hablado tanto de este tema. Entiendo que no es algo que apetezca contar y respeto que no lo haga. Desde pequeña he sabido que le dan miedo las tormentas. Recuerdo verla encerrada en una habitación con las persianas bajadas y esperando que pasara la tormenta. Siempre pensé que era por el ruido de los truenos pero hace poco me contó que, más que al ruido, tenía miedo de los relámpagos porque le recordaba al fogonazo de los obuses cuando eran disparados. ¡Y han pasado más de 75 años!

De verdad no sé cómo hacer la reseña de La lengua de los secretos. Sólo diré que Martín Abrisketa ha hecho con Martintxo, su padre, lo que a mí me habría gustado hacer con mis abuelas. Pedir información y contar su historia (aunque él lo ha hecho mucho mejor, sin duda, de lo que yo habría hecho) La lengua de los secretos es la historia de Martintxo, sí, pero también la de mis abuelas y abuelos, y la de vuestros abuelos y bisabuelos y puede que la de vuestros padres. Es historia. Nuestra historia. Contada de una manera que enternece, que te hace sufrir, que es emotiva, entretenida, divertida a ratos y real. Muy real.

No puedo deciros qué hacer pero sí que me atrevo a haceros una recomendación: leed La lengua de los secretos.

A-fi-li-a-os-pro-le-ta-ri-os-del-mun-do-al-par-ti-do-co-mu-nis-ta. Al término de su lectura, que por cierto, le resultó particularmente dificultosa, llena de términos estrambóticos, se fijó en que los mayores realizaban un garabato muy artístico para escribir sus nombres en el cuaderno. Le parecía una gran idea, así que tomó el lápiz y escribió "Lucas Abrisketa". Luego dibujó un sol encima, unas margaritas debajo y, a la izquierda, la casita de los ratones de Matilde. Los demás chavales, al ver la habilidad con la que manejaba el lápiz, quisieron imitarlo, y fue de esta forma tan peculiar que se convirtieron en los afiliados del Partido Comunista más jóvenes del planeta.

martes, 2 de febrero de 2016

La frase del martes - 142


No hay nada repartido más equitativamente en el mundo que la razón; todos están convencidos de tener suficiente.


- René Descartes